Me ataca la duda de como contar lo que no debe ser contado porque resulta que soy (o creo ser) una persona con una gran diferencia en sus yo. Es decir, quien creo que soy y quienes los otros creen que soy tal vez es demasiado grande. No podría decirlo con certeza.
No conozco que tan diferentes eres tu en realidad por eso digo “creo”
Empecemos por quien soy.
Soy promedio en muchos sentidos. Me mezclo fácilmente en cualquier multitud de cualquier país latinoamericano. Pero tu no lees esto para que te diga que soy promedio.
Mi yo secreto ha estado en orgias. Ha tenido sexo en vivo. Ha tenido sexo en la primera cita y en la última.
Mi yo secreto ha estado con dos mujeres al tiempo. Mi yo secreto se ha comido a una mujer de otro hombre.
Mi yo secreto ha estado con mujeres mayores y mujeres menores. Mujeres con tetas y culos perfectos, mujeres algo gorditas, mujeres flaquitas. Mujeres reales.
Mi yo secreto ha conocido vulvas, clítoris, vaginas. De todas las formas, sabores y colores. Y ha disfrutado gustosamente de chuparlas y ver como se hinchan y se mojan. Ha visto como se endurece y se asoma un clítoris.
Mi yo secreto ha clavado y penetrado, con amor y con rabia, a aquellas vaginas. Ha sentido como me aprientan y como se mojan al contacto de mi verga dura, con marcadas venas y una ligera curvatura a la izuqierda.
Mi yo secreto ha lamido, chupado, jalado, golpeado. Y ha sido lamido, chupado, jalado y golpeado.
Mi yo secreto ha durado horas y se ha venido en segundos.
Mi yo secreto se ha comido a sus amigas de hace años y a desconocidas. Se ha comido a sus novias una y otra vez.
Se ha comido a mujeres que no hablan su idioma.
Se ha comido a su compañera de apartamento. Varias veces.
Con fuerza.
Y en la mañana, apenas la ha saludado.