Estaba realmente enojado.
Mis zapatos de correr yacían completamente deformados en su suela, generando una curvatura cóncava que dañaba la ergonomía de estos.
Estaban sobre la secadora, así que era obvio que se dañaron porque alguien los hecho ahi.
Vivía con un amigo y una amiga y teníamos una nueva empleada del servicio, quien nos ayudaba con las tareas.
Apenas vi eso y después de reflexionarlo, fui a discutirlo con mis compañeros.
-"Esa vieja se tiró mis tenis" le dije a mi amigo que estaba en su cuarto.
-"Fuck, eso no debía pasar" me contestó mientras examinaba los zapatos.
-"No quiero ser injusto, pero estoy casi sguro que fue ella"
Me debatía si cobrarlos, porque la señora del aseo era una persona de bajos recursos. no tenía el corazón para hacero.
De repente, se unió a la discusión mi amiga.
Ella es morena, delgada, de ojos oscuros enmarcados en sus gafas de marco grueso y cabello liso.
Si fuera un poco simplón diría que es una Pocahontas.
Ella se la pasaba en shorts ajustados y camiseta cuando se quedaba en casa
Sin ropa interior la mayoría de veces.
Lo evidenciaba al ver sus senos firmes que apenas rebotaban al caminar, sus pezones duros que se marcaban en la tela de su camiseta y también como su vulva se marcaba cuando se agachaba de forma sospechosamente descuidada.
Se quedó callada mientras discutimos.
Ella apenas atinaba a agachar un poco la cabeza mientras se chupaba un dedo bajo el marco de la puerta.
No me pareció nada sospechosa su actitud, la cual la mayoría del tiempo me era indiferente.
Mientras discutimos, mi amigo se alistaba para salir, así que al poco tiempo me dirigí a mi cuarto a continuar con mi dia, un poco ofuscado,
Hacía calor, como siempre hace en esa ciudad.
Yo tenía puesta una camiseta blanca que marcaba mis brazos, unas bermudas azules con motivo de flores que cubrían mis piernas morenas. Estaba en una rgan forma física y mi cuerpo se había esculpido gracias a la disciplina.
Mi amigo se despidió y escuchó la puerta cerrarse con fuerza.
Luego, noté que alguien me miraba.
-”que paso?” le pregunté a mi amiga
Ella estaba abrazando el marco de mi puerta, ese espacio que dividía su cuarto y el mio.
Llevaba sus shorts azules, su deportiva camiseta amarilla..
Sus gafas.
Sus ojos me miraban sobre el marco de ellas, mientras movía el pie que estaba de puntas.
De inmediato me di cuenta que estaba pasando.
-”¿Estás muy bravo?” me dijó “fuí yo, me tiré tus tenis, disculpame”
Su voz no era de arrepentimiento, más bien de sumisión. Eso hizo que mi corazón comenzara a latir con fuerza. Mi respiración se profundizó. Mis pupilas se dilataron y se me hizo agua la boca.
Mi instinto no se equivocó, porque mientras me acercaba hacia ella a través de mi cuarto y se hacia evidente que mi verga crecía palpitante y caliente bajo mis bermudas, ella solo atinaba a mirarme. A chuparse un dedo.
Por su equivocación, la haría mi perra.
-”Yo te los voy a pagar, perdoname” me dijo una vez llegue frente a ella.
Mi pene quería romper mis boxers.
-”ah sí? me los pagarás?”
-”Si, eso haré” contestó con voz baja
Una mirada, un silencio, una eterna y entrecortada respiración hubo entre nosotros.
-”Chúpamela” le dije suave pero firmemente. Como si fuera sugerencia, pero fue una orden.
Ella no dudó un segundo, porque inmediatamente acomodo sus gafas, recogió su pelo, se arrodilló frente a mi y me acarició el bulto que tenía en mi entrepierna.
Me miró desde allí abajo y saco mi verga que casi le pega a la cara de la excitación.
Abrio su boca y me lo mamaba con tanta dulzura que no lo aguante.
Queria vengar mis tenis dañados por su estúpido acto.
Asi que la tome de la cabeza y le meti mi verga todo lo que pude hasta hacerla ahogar un poco. Solo le pude meter la mitad, no le cabía más.
Lejos de ofenderse pareció excitarse, y siguió mamandomelo asi, hasta el fondo.
Que rico.
Merecia ser castigada y eso haria.
Lo saqué de su boca y le pegué lo mas duro que pude.
Una vara erecta, firme que golpeaba sus mejillas ahora enrojecidas.
-”que estúpida” pensé mientras la veia ahi, tan deseosa.
-”Trae un condón” le dije.
Ella rápidamente entró en su cuarto y tomó uno de su mesa de noche.
Yo me lo puse y baje sus shorts. Noté su excitación, su vagina húmeda, su vulva hinchada.
Su hipersensibilidad en el clítoris.
La puse de espaldas y le di una nalgada fuerte que ella respondió con un suave gemido.
Le encantaba que asi la tratara, ya habiamos estado antes y sin hablar yo me habia dado cuenta que le encantaba el sexo duro. tal vez nadie había sacado ese instinto.
Le di nalgadas con mi verga en ese culo firme, redondo, hermoso que tanto me exitaba ver en shorts.
Tome con mi verga con la mano y describir círculos en su vagina. Quería sentir con se mojaba, como me las pagaba.
Se la metió poco a poco, sintiendo lo caliente que estaba.
Tan estrecha esa cuca, apenas cabia mi pene y hacía sobresalir sus labios mayores, que chorreaba de su humedad. Comencé darle hasta el fondo
Rítmicamente, golpeaba con mis piernas sus nalgas, golpeaba con mis manos sus nalgas.
Agarraba sus tetas firmes muy fuerte.
Sus pezones cafés, duros y muy erectos.
Disfrutaba sus gemidos.
Sentía sus dentro que me apretaban y ella aguantaba las ganas de gritar.
De repente lo sentí.
Un orgasmo que sabía que debía usar como a ella le gustaba.
-”quiero llegar sobre ti”
-”donde quieres?” me sijo con voz entrecortada.
Tu cara.
Se agachó.
Dispuso su boca y su cara para ser llenada de semen.
Cada uno a su cuarto.
Oliendo a sexo.
Agitados
Volvería a pasar. Siempre pasaba de nuevo.